lunes, 17 de mayo de 2010

a ver que sale

Y pues si fallamos que importa, eso desde quiuno se atreva a hacer lo que le da la gana sin miedo a lo que pueda pasar como consecuencia de lo que le dió la gana de hacer esta todo bien. Como por ejemplo hablar sin miedo de lo que vaya uno a decir. Ahi si no tan bien, se complica la cosa porque la gente se ofende porque existimos los sensibles y a nosotros nos gusta que nos traten pacitico, así nosotros nos demos a nosotros mismos con toda, y depronto es por eso que a veces prefiero el silencio, pa' no ir a meter la pata en el hueco equivocado e irme a caer de cabezas contra el pavimento y como nos mantenemos cagados de la risa minimo aterrizo en los dientes y hasta ahí esa sonrisita que mantengo. Toco madera, eso ni charlando y menos ahora que nos mantenemos encaramados en los techos de las casas a orillas del mar, con vista a las montañas a las nubes y al sol, mientras limpiamos las gutters y los skylights. Y seguro tambien con vista a la luna por la noche pero esa ya me toca a mi desde mi casa, un tercer piso lo más de pispo y lo más de bien acomodado, a dos cuadras del mercado la licorera el 24 y las empanadas de un negrito que nació en una isla de centro américa y que vive aquí desdel 78 y vende las empanadas desdel 80. Habla un poquito de español y le fia a uno cuando la maquinita, que le falla lo más a menudo, no lee la tarjeta debito con la que debito cinco dolaretes pa' pagar las dos empanadas que por lo general me como y ultimamente ando pasando con agua. A la coca cola ya le cogimos peresa, es que ultimamente nos estamos alimentando lo más de sano, cogiendo la proteina de los frijoles que no me fallan los domingos y que me duran hasta el martes, y del hummus, que pa' los que no saben se hace con garbanzo que es un frijol amarillo y lo llena igual de gases a uno quel que comemos en Antioquia. La leche de vaca la cambiamos por la leche de arroz que de verdad no es leche de arroz sino bebida de arroz pero nosotros los momtañeros le decimos así porque es blanca como la leche, como la nieve que aquí en Victoria no cae porque es el invierno mas suave en todo Canadá y por eso tanto cucharo porai empujando caminador. Lo mismo con el verano, aquí no existe ese bochorno porque tenemos la brisa del mar que nos refresca el alma cuando nos agovian las penas y nos recuerda las lágrimas que nos saben a sal y nos alegran la vida. Y siguiendo con la comida otra cosa que cambié fueron las negritas de mi tierra, por una mona lo más de querida que desde la cama ya me está haciendo caritas y pues como yo quedé lo mas de bien educado me le voy a arrimar a ver que se le ofrece, y por eso me despido.